LA SILLA

Esmeralda seguía escribiendo en su diario, para no olvidar los pequeños detalles que estaba viviendo, todo era tan maravilloso que no alcanzaba a creérselo y quería poder releerlo más adelante, incluso pensaba en leerlo cuando con él cumplieran las bodas de plata, o las de oro de primer beso. Quería poder embargarse de los sentimientos…